El día concluye con una melancolía que flota en el aire, recordar inicios que ahora son finales. Me entero tardíamente de la muerte de Abel Membrillo, un enorme ángel de casi 2 metros de altura que extendió su cobijo cuando todo me era ajeno y hostil al iniciar un camino.
Un buen amigo, Jesus Quintero, me conforta diciendo “Honremos a quien queremos con una obra que sea testimonio de ese amor. Así se erigió el Taj Mahal”.
Mi testimonio, un gracias por esos momentos de apoyo. Tarde o temprano nos re-encontraremos…
Tom Waits: Closing Time
Leave a reply to Carlos fermin Cancel reply