Los Vampiros de Dom Calmet
lectura Programa Temático: Cuentos Cortos (HEXEN 9.06.2011)
“Cierto día empezó a aparecerse inopinadamente a los habitantes de una aldea, cerca de Kodom, el espectro de un pastor, y, a consecuencia del susto, o bien por otra causa cualquiera, todos murieron antes de una semana. Exasperados los demás campesinos ante aquello, fueron en busca del cadáver del pastor y le desenterraron, clavándole con una gran estaca en el suelo. Otra vez se apareció, sin embargo su espectro aquella misma noche, sumiendo a la población en terrores casi
apocalípticos y matando por sofocación a varios habitantes, en vista de lo cual, las autoridades locales entregaron el cuerpo del pastor al verdugo, el cual le quemó en un campo vecino. El cadáver –añade Des Mousseaux al comentar el hecho –aullaba como un loco, pateando y resistiéndose como si estuviese vivo, arrojando rojas oleadas de sangre por la herida de la estaca, y las apariciones de su espectro no cesaron hasta que el cuerpo todo no quedó reducido a cenizas.
“En más de una ocasión varios agentes de la justicia visitaron los lugares que, según públicos rumores, eran frecuentados por espectros. Los cadáveres de éstos fueron al punto exhumados y siempre se observó sano y sonrosado el cuerpo de todos los sospechosos de vampirismo. Se observaba también que los objetos familiares de las casas antaño habitadas por ellos en vida, se movían extrañamente sin que nadie los tocase. Por un celo muy natural, las autoridades se negaban generalmente a la cremación o a la decapitación, sin cumplir antes los procedimientos legales: se citaban, pues, testigos, y sus declaraciones eran oídas y atentamente meditadas. Luego
se pasaba al examen de los cadáveres desenterrados, y si presentaban, por su parte, las inequívocas señales dichas de su vampirismo, eran entregados al verdugo.
“La dificultad principal, empero, de todo esto, consiste en saber el cómo y cuándo estos vampiros pueden abandonar sus tumbas y, luego de realizar sus proezas, tornar a entrar en ellas, sin que parezca que la tierra haya sido removida lo más mínimo, habiéndosele visto por los testigos con sus habituales vestidos, comiendo y vagando en fin, de un lado a otro, cual si estuviesen vivos… Y si todo ello no es sino pura fantasía por parte de quienes se vieron favorecidos por semejantes visitas, ¿por qué, indefectiblemente se encuentran luego en sus respectivas sepulturas los cadáveres de tales espectros, frescos y flexibles, llenos de sangre, y sin ofrecer en su cuerpo señales de descomposición alguna?
“¿Cómo explicar el que al día siguiente de la noche en que repetidos espectros aterrorizaron con su aparición a los vecinos, sus pies resultaban sucios, y cubiertos de barro, cosa que no se observaba en modo alguno con los demás cadáveres del mismo cementerio? ¿Por qué, una vez quemados los cuerpos de los vampiros, nunca tornan a aparecer sus espectros y por qué, en fin, han ocurrido casos semejantes con tanta frecuencia en este país, haciendo imposible el desterrar de él tamañas supersticiones?”.
Fragmento Incluído en el libro Traité sur les apparitions des esprits et sur les vampires. Dom Calmet
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